viernes, 23 de abril de 2010

El árbol del conocimiento del bien y del mal: reinterpretando entradas anteriores

Algunas interpretaciones de la biblia me parecen geniales.
Según el Génesis, dios creó al hombre a su imagen y semejanza; lo que significaría que nació bueno. Después creó a la mujer a partir de la costilla de un hombre.
No voy a decir que esta desafortunada idea de dios de quitarle a Adán un hueso fue lo que cabreó al hombre hasta tal punto de que se volvió malo.
Pero sí lo culpo de tener poca cabeza. Se le ocurre poner un árbol en mitad del edén al que llama el árbol del conocimiento del bien y del mal y va y les dice a Adán y Eva que pueden comer de todos menos de ese. Y a le podía haber puesto un luminoso...
¿Es que acaso no sabía dios que lo muy bastante que les dijese eso para que se lanzasen a probarlo? Seguro que si no les hubiese dicho nada, aún no se habría inventado el tapa- rabos. Ni siquiera se habrían percatado de la existencia del arbolito.
Supongo que la conclusión que esperaba que sacásemos el que redactó ese pasaje, es que no queramos saber tanto y que no cuestionemos las normas. Eso le ha venido genial a las religiones que han seleccionado el Génesis como uno de sus libros sagrados.
Yo hoy voy a hacer una interpretación más libre: Ay, Manolete, si no sabes torear, pa qué te metes.
Entendedme, es sólo una alusión a mis entradas anteriores.
Por un momento tratad de no preocuparos por nada y vivid el presente. El bien y el mal están en vuestras cabezas, aparcadlos y simplemente vivid dándoles de lado. Si conoces el bien esto lleva implícito conocer el mal; así que creo que fue el mejor consejo que dios le dio al hombre.
Pero nos emperramos en querer saberlo todo. Y es que la culpa no fue de la serpiente, como nos quieren hacer creer. Pocos en este mundo se quedarían a conversar con una; la mayoría de los mortales saldríamos corriendo y más aún las mujeres.
Ayer me dijeron que la intuición es superior al intelecto, pero que muchas veces se nos olvida.
Así que habrá que hacer más caso a nuestra intuición

jueves, 22 de abril de 2010

Tópicos: ¿Es el hombre un lobo para el hombre?

http://www.youtube.com/watch?v=m1fZQwV-Wk4
Hola mi amor, yo soy el lobo
quiero tenerte cerca para oirte mejor
hola mi amor soy yo tu lobo
quiero tenerte cerca para oirte mejor
Hola mi amor, yo soy el lobo
quiero tenerte cerca para oirte mejor
hola mi amor soy yo tu lobo
quiero tenerte cerca para oirte mejor

Si con tus garras me quisieras abrazar
si con tus dientes me quisieras tu besar

Hola mi amor, yo soy el lobo
quiero tenerte cerca para oirte mejor
hola mi amor soy yo tu lobo
quiero tenerte cerca para oirte mejor
Hola mi amor, yo soy el lobo
quiero tenerte cerca para oirte mejor
hola mi amor soy yo tu lobo
quiero tenerte cerca para hablarte mejor

Y lo que quiero es tu cuerpo tan brutal
y lo que adoro es tu fuerza de animal

Si con tus garras me quisieras abrazar
si con tus dientes me quisieras tu besar

Hola mi amor yo soy el lobo
te he comprado un anillo un paste y yoyol
hola mi amor soy yo tu lobo
quiero bailar contigo, ayudar a cantar
Hola mi amor yo soy el lobo
te he comprado un anillo un paste y yoyol
hola mi amor soy yo tu lobo
quiero bailar contigo, ayudar a cantar

Yo solo quiero una noche sin final
en la que ambos nos podamos devorar

auuuuu¡¡¡¡¡¡¡
Javier Gurruchaga
La Orquesta Mondragón


No, no me ha dado un arrebato pro Movida ¿juvenil? de los 80
Es que me preguntaron el otro día si el hombre era bueno o malo por naturaleza, y... la verdad es que no sé qué decir.
Y vosotros pensareis ¿hay algo que esta chica tenga claro?
La respuesta es obvia: NO.

Recuerdo que en el instituto, en clase de filosofía, te decían que unos pensaban que sí y otros que no,
te daban los argumentos que cada aportaba para su defensa, te los estudiabas, los ponías en el examen y listo.
Estaba por ejemplo Rossseau, que decía que era la sociedad la que corrompía al hombre. Y digo yo, si el hombre
nace bueno y la sociedad ya está corrupta ¿quién narices fue el que la corrompió? Porque tuvo que haber un primero y ya le vale...
Pero es que no me quedo yo tranquila del todo, no. Al metepatas que corrmpió la sociedad ¿quién lo corrompió? La sociedad no,
porque aún eran todos buenos...
Al respecto de esto, los chinos, como siempre, tienen algo que decir. Ellos afirman que no existe el bien sin el mal, el Ying sin el Yang.
Todo lo bueno tiene su parte negativa y todo lo malo su parte positiva. A mí personalmente esta postura me encanta, porque vale para todo,
no te mojas y nunca pierdes. Claro que alguien podría llegar a la conclusión inexacta de que los chinos tienen la culpa de que el hombre sea malo porque
corrompieron al metepatas.
Hobbes, reinterpretando a Plauto, afirmó que el hombre es malo malísimo: un ser egoísta que necesita establecer un contrato por el que el Estado
nos tiene bien controladitos para que no nos ataquemos unos a otros. Esto se lo han aprendido muy bien los abogados y los defensores del capitalismo
aberrante que nos gobierna. <<¿A quién me tengo que comer para tener más?>>
Lo cierto es que el hombre es el único animal capaz de matar sin que su motivación sea la propia supervivencia. Pero también hay quien es incapaz
de matar a un animal por su propio beneficio, véase el ejemplo de los vegetarianos.
Y luego está la cuestión de qué es bueno y qué es malo. El bien y el mal son conceptos inventados por el hombre. Seguro que se los inventó un
familiar metepatas. Menuda familia...
Visto todo esto desde un punto de vista muy subjetivo, nos podemos preguntar si las personas concretas son buenas o malas para nosotros mismos.
Contar la feria según cada cual y aceptar que hay personas buenas y personas malas.
Y así, todos contentos y la cosa está más variadita: hombres que son lobos para el hombre; lobos con piel de cordero y corderitos inocentes.
Pero lo que más me inquieta, es el hecho de analizar en profundidad la frase: el hombre es un lobo para el hombre. Es decir el hombre es a la vez
cazador y presa. Por lo que nos convertimos en suicidas potenciales.

martes, 20 de abril de 2010

Las Ideas

Esta mañana, mientras me preparaba el desayuno y posteriormente degustaba media tostada con aceite, tomate y jamón... qué iba yo a decir... ah, si, ejem... lo primero que leo en el facebook es una discusión sobre partidos políticos, crítica a la altenancia política, a la escasez de altenartivas fiables y a la ley electoral, sobre la libertad de expresión, la crítica constructiva y la idoneidad de facebook como lugar _virtual, se supone_ de tertulia.
Y digo yo: está bien defender una idea, exponerla, plantearla, estudiarla, comunicarla... pero si no la vas a llevar a la práctica ¿merece la pena darlo todo por ella?
Hay personas que son capaces de todo por defender una idea que nunca verán ejecutada. Incluso hacerlo por una idea que no es la suya propia, pero que un día adoptaron en el regateo establecido para formar parte de un grupo.
Quiero decir, las ideas son algo abstracto, los hechos son, al fin y al cabo, lo que queda. No digo que los pensamientos, las ideas no sean importantes, sólo que si no se desarrollan, discutir sobre ellas es sólo tratar de tener la razón.
Convertirnos en misioneros de nuestra propia razón no es más que tratar de imponer un criterio personal.
Diferente es predicar con el ejemplo, vivir tu idea, crearla... ahí me callo.
Pero aquí las cosas son así, siempre lo han sido. Nos desgallitamos por una idea y lo que menos importa es realizarla; lo que más, ganar.
Por eso las ideas han acabado convirtiéndose en siglas vacías de contenido, en equipaciones de uno u otro color a las que apoyar por encima de todo y por supuesto, en este enfrentamiento debe haber un perdedor para que pueda existir un ganador.
La victoria como culmen supremo: una idea triunfadora cuya ejecución será eternamente aplazada porque su defensa nunca tendrá fin

lunes, 19 de abril de 2010

Tópicos: Carpe Diem

aprovecha el día

Tendría yo unos 10 años cuando vi la película de Peter Weir El club de los poetas muertos y en ella escuché por primera vez la archiconocida expresión carpe diem. No hacía mucho tiempo que había muerto mi única abuela fallecida y era prácticamente mi primer contacto real con la muerte, así que me dio qué pensar.

Mucho más tarde descubrí que se trataba de una expresión algo más antigua de lo que esperaba. Y resultó que el primero que la plasmó en su obra fue Horacio, un poeta latino que vivió del año 65 al 8 antes de Cristo.


Para los que tengan la fortuna de conocer el latín, este es texto original:


Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi fienm di dederint, Leuconoe, nec Babilonios temptaris numeros. Ut melius quicquid erit pati!
Seu pluris hiemes seu tribuit Iuppiter ultimam, quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare Tyrrenum, sapias, vina liques et spatio brevi spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit invida aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.


Para los que el latín supuso un suplicio, como es mi caso, aquí va la traducción:


No busques el final que a ti o a mí nos tienen reservado los dioses (que por otra parte es sacrilegio saberlo), oh Leuconoé, y no te dediques a investigar los cálculos de los astrólogos babilonios. ¡Vale más sufrir lo que sea! Puede ser que Júpiter te conceda varios inviernos, o puede ser que éste, que ahora golpea al mar Tirreno contra las rocas de los acantilados, sea el último; pero tú has de ser sabia, y, mientras, filtra el vino y olvídate del breve tiempo que queda amparándote en la larga esperanza. Mientras estamos hablando, he aquí que el tiempo, envidioso, se nos escapa: aprovecha el día de hoy, y no pongas de ninguna manera tu fe ni tu esperanza en el día de mañana.


A lo largo de la historia, este tema se ha tratado hasta la saciedad no sólo en la literatura, sino también en el resto de manifestaciones artísticas. O se ha convertido en el lema de muchos movimientos sociales; aunque los matices de su interpretación no siempre han sido los mismos.

Así que yo me pregunto ¿qué es aprovechar el día? Hacer mucho o hacer lo que realmente quieres o te apetece.

Porque digo yo que para muchos aprovechar el día puede ser disfrutar de un maratón de sofá, tele e internet. Por el contrario hay personas que ni se plantean sentarse un segundo a descansar; sienten la necesidad imperiosa de ocupar todo su tiempo con lo que la sociedad denomina cosas útiles. Y si me vuelvo a contestar a mí misma, ¿quién le dice al del sofá que lo que hace no es útil? porque útil ¿para quién? ¿quién establece lo que es y lo que no es útil?

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, vive cada momento como si fuese el último de tu existencia, disfruta los placeres de la vida, el futuro es incierto... ¿irresponsabilidad o vivir intensamente? yo no conozco la respuesta.


Sé que algunos lo interpretan como: vamos a pasar de todo y a adentrarnos en un hedonismo extremo que nos libere de toda responsabilidad. Hace unos días una amiga me contaba como se le acercó una chica que le pidió unas monedas para un calimocho. Ya toca bastante las narices que alguien te pida para vicios cuando tú tratas de restringir al máximo el gasto en cosas innecesarias, pero cuando además la persona en cuestión sabe dios lo que se habrá gastado en llenarse la cabeza de rastas, la cara piercings y el cuerpo de tatuajes... eso ya hace que los ojos se te abran como platos y ni contestes por no liarla.


Pero tampoco me parece muy acertado dedicar toda tu vida a trabajar 10 horas al día, ayudar al prójimo colaborando económicamente con alguna ONG, cultivar el cuerpo machacándote cada noche en el gimnasio, viajar por todo el mundo buscando el sitio ideal... es como un carrusel que nunca para. Algo que marea, un círculo vicioso en el que la persona queda anulada por completo, en el que sólo cuentan los actos y su cantidad. Tú das vueltas frenéticamente y otros te miran mientras esperan a subirse.


Algunos estáis pensando: es que en el término medio está la virtud. El que lo encuentre, que me lo cuente, porque yo no sé aún cómo se aprovecha el día y sobre todo para mí, depende del día.

Porque hay días y días. Están esos que te levantas y no te apetece nada. Pero luego hay otros que te cunde el trabajo de un día como si fuese una semana. A veces te da el arrebato de ordenar la casa _ a mí me daba en periodo de exámenes, supongo que era una excusa inconsciente para evitar enfrentarme a los tochos de folios_ y otros sólo quieres divertirte y pasarlo bien. Así que lo ideal sería que cada día lo aprovechases en función de la actitud y las aptitudes con las que te levantaste. Pero explícale eso al jefe, al profesor, al cliente, al hijo, al padre... total, que tampoco me vale.


Así que lo dicho, el que encuentre el secreto de aprovechar el día sin fastidiar a nadie o sin que le fastidien a él, se lo compro.




domingo, 18 de abril de 2010

Bienvenida

Hoy me lanzo a lo que durante tanto tiempo he mantenido aparcado: a escribir, a manifestarme tal y como soy.
He crecido con la idea de que la información es poder y durante mucho tiempo quise dedicarme a ella. Cuando conocí su mundo en la universidad_facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga_ se me quitaron las ganas. Y cuando por fin comencé a trabajarla en el mundo real, me di cuenta de que la información realmente no existe; tan sólo comunicamos lo que nos interesa como nos interesa, pero no informamos, no nos limitamos a aportar datos.
Me he pasado la vida buscando la objetividad, anulándome a mí misma en pro de un beneficio universal, pero he acabado dándome cuenta de que no me ha servido más que para acabar en el siquiatra.
No hay nada aplicable a todo el mundo. Lo que es bueno para mí, puede que no lo sea para ti o para el de más allá.
Y últimamente he llegado a la conclusión de que cada cual sólo debe escucharse a sí mismo. El egoísmo, no sólo bien entendido sino bien practicado, es la solución para muchos que, como yo, no encuentra sentido a tantas cosas de esta vida.
A la humanidad siempre le ha gustado que le digan lo que tiene hacer y normalmente, la religión se ha ocupado de eso. Pero qué pasa cuándo el mensaje de las diferentes iglesias cada vez se humaniza más, cada vez más personas lo entienden a su manera, cada vez la jerarquía pierde más y más su potestad para interpretar...
Pues ocurre que pierde su fuerza, que su mensaje se desvanece entre la multitud de ofertas y al final, acaba habiendo tantas ofertas como personas.
Unos creen en un tipo de dios, otros en nada y otros no sabemos exactamente lo que hay, pero seguro que no nos lo imaginamos como un ente supremo que impone normas morales a un ser vivo en concreto: el hombre. Porque en este caso no sé para qué creó al resto de animales o las plantas, porque si fue sólo para alimentarnos y es todopoderoso, bien podría habernos diseñado para alimentarnos de materia inerte, digo yo.
La cuestión es que a la hora de dormir, cada cual se encuentra a solas con su almohada. Cada ser humano vive unas circunstancias concretas y son los contextos los que nos hacen elegir. Somos y tenemos lo que elegimos. Incluso cuando nos dejamos influenciar, hemos permitido esa intromisión en nuestra voluntad.
Creamos nuestra propia vida desde la libertad de pensamiento y de elección. Nadie decide por nosotros.
Cada cual somos nuestro propio dios.
Esto es un arma de doble filo. Por un lado nos otorga la libertad plena, pero también la total responsabilidad.