miércoles, 25 de agosto de 2010

O paras o paras

"Si no le das descanso a tu cuerpo, tu cuerpo te lo dará a ti" no lo dijo nadie famoso, lo digo yo, por experiencia propia.

Trabajo, viajes, casa, colaboraciones, salir, visitar, aficiones... mi cuerpo ha dicho ¡basta! y me ha dejado sin lo que más necesito: mi voz. La uso para trabajar, para relacionarme, para comprar... incluso, a veces, para hablar conmigo misma.

"Ni susurres" me ha dicho ese ángel que suele llevar bata blanca y que hoy, por el calor, vestía algo más freco. Cuando abandonaba la consulta, si no fuese porque es una de las personas más dulces con las que me he cruzado, habría dicho que me imponía una penitencia o una condena por hiperactiva o "culo de mal asiento".

La cosa es que me ha estado avisando, mi cuerpo digo: ganglios inflamados, otitis, desvarios intestinales... y yo a lo mío. Así que mis defensas se han puesto en huelga o se han ido de vacaciones, que para eso estamos en agosto.

Y por si la temperatura ambiente no fuese ya lo suficiente elevada, mi axila me informa de que quiere hacerle la competencia al termómetro de la farmacia que hay frente a mi casa. Aunque el brillo de mis ojos ya me hacía sospechar.

No puedo hablar porque me duele la garganta, no puedo leer, ni ver la tele, ni navegar mucho rato porque me duele la cabeza, no puedeo beber cosas frias y lo "natural" no me quita la sed. Así que duermo y sueño que duermo; que digo yo que será para no aburrirme de soñar.

Esto no es el fin del mundo, pero es tedioso.