lunes, 19 de julio de 2010

El peso de las circunstancias

Después de un tiempo mirando en mi interior, me toca analizar la influencia de lo externo.

Una vez comencé un relato breve escribiendo "En un viejo país ineficiente, algo así como España entre dos guerras civiles..." Pero España lo que ha atravesado dos veces ha sido la Edad Media.

Me ha tocado vivir y yo he elegido que siga siendo así, en un país católico de boquilla y por supuesto, cristiano, con todo lo que conlleva.


Cristianismo vs Jesuísmo

Al leer los evangelios (oficiales y apócrifos) y partiendo de sus propias bases, yo veo a un hombre que propuso una filosofía de vida basada en el amor, la paz, que reconoce la importancia de los bienes materiales pero no los coloca en la cúspide de las prioridades, que nos habla de igualdad, de verdad, de perdón, de libertad... una figura que nos dice que si practicamos lo que él predica, alcanzaremos la gloria, viviremos en un reino o en un mundo más justo.

Sin embargo, supongo que en un afán de masoquismo extremo porque, si no, no tiene sentido, en lugar de quedarnos con ese mensaje, lo que perdura como ejemplo es su cruenta muerte y no su modelo de vida.

Jesús celebró la última cena con sus apóstoles, sus amigos y parece ser que les dijo" Haced esto en conmemoración mía". ¿De verdad estaba imponiendo un sacramento o sólo les invitaba a que vivieran en verdadera comunión? "Reuníos y compartid la comida con vuestros semejantes, entregando y compartiendo lo que teneis, os entregáis tal y como sois, en cuerpo y alma" parece más agradable que "emulad que coméis mi carne y bebéis mi sangre".

La cultura occidental es la cultura que abandera el sufrimiento como medio para obtener un fin: el dolor tendrá su recompensa, la vida es un valle de lágrimas que nos conducirá a la gloria eterna: sufre ahora, goza después y cuanto más sufras, mejor. En lugar de quedarnos con las enseñanzas de AMOR de Jesús y llevar a la práctica su mensaje, nos hemos limitado a copiar su sacrificio: no hemos asimilado su palabra. Y digo yo ¿para qué? Si ya sufrió y murió él por enseñarnos el mensaje de la VIDA ¿por qué emperrarnos en quitarle mérito? ¿Acaso no le honraríamos mejor continuando lo que él empezó en lugar de recorrer el camino que él ya anduvo, avanzando en lugar de quedarnos donde él se quedó? No, el razonamiento más lógico parecer ser: si él sufrió, yo sufriré más.

Si habló de cómo alcanzar la Gloria Eterna, es decir, que no tiene ni principio ni fin ¿por qué se saltan a la torera los "autorizados a interpretarlo" este matiz y le ponen límites temporales al descartar la "vida terrenal", la que Dios nos dio y Jesús mismo vivió?

El cristianismo adora la cruz y a Cristo (Jesús crucificado, no al Jesús vivo y que predicaba con el ejemplo) porque necesita algo externo, algo material a lo que adorar como ya adoraron en su día los hebreos al becerro de oro mientras Moisés recopilaba las leyes de Dios.

Debería nacer el Jesuísmo, una corriente que llevase a la práctica las enseñanzas de Jesús. ¿Cuándo habló de inacción, de esperar, de dedicarse a la vida contemplativa esperando que llegue el milagro?
Su nacimiento se celebra deseando la felicidad con la boca pequeña, porque también es un momento social para estar triste y acordarte de los que faltan en lugar de alegrarte por los que tienes al lado.
Sin embargo, su muerte se saca a paseo cada día con los crucifijos y se vuelve ostentosa cuando llega la semana santa.
Celebrar la muerte más que la vida, no lo encuentro en ningún evangelio. No le encuentro sentido. ¿Cuándo dijo Jesús: gastad fortunas en crear imágenes de mi muerte y eso será símbolo de vuestra fe? Yo creo que he leído sobre la caridad, sobre la generosidad y el amor al prójimo, pero nada sobre idolatrarlo.

¿Dónde estaba la otra mejilla de la Inquisición y de los cruzados? Alguien que estuvo llamado a cambiar el mundo para mejor y que dio su vida por ello no se merece que, en su nombre, se acometan tantas barbaridades.

Gracias a que es más cómodo copiar lo que hacen otros que romper nuevas barreras y a que los dirigentes vieron y ven un filón tremendo en esta postura decidiendo reforzarla, nos encontramos en el punto donde estamos ahora.

Una amiga me hizo reparar en los velatorios. ¿Os habéis fijado lo bien vistos que están los difuntos que en vida fueron personas abnegadas? "Qué bueno fue, cómo se sacrificó por todos..." Ojalá llegue el día en que digamos "Qué bueno fue, tan feliz, disfrutando tanto de la vida, siempre riendo, siempre el alma de la fiesta..."

Yo espero que tarde o temprano la humanidad se de cuenta de que el Mesías que todos esperan, ese líder que nos dirá cómo vivir para ser felices y hacer felices a los demás, está dentro de cada cual, fruto de su propio dios.

6 comentarios:

  1. CHAPÒÒÒ MARIA...sin palabras..un saludo

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  2. Magnifica entrada, magnifica reflexión, plas, plas, plas (aplausos).
    La razón es sencilla: el poder necesita del miedo para crear personas sumisas y sin capacidad crítica, la religión se ha brindado para ejercer de creadora de miedos y tristezas para que cualquier poderoso de turno consolide su hegemonía, ya sea un rey, un dictador, el consumismo o el patriarcado...
    Queda mucho por recorrer pero cada vez hay más personas conscientes de su propio poder, brindo por eso.
    Gracias Mazes

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  3. hola, norah, guapa.
    qué malo es el miedo...
    yo brindo contigo
    besitos

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  4. Muy interesante!

    Sin duda la culpa es un mecanismo eficaz para controlar. Seguro que alguna vez has conocido a una persona que la usa para manipular a su pareja, hijos, amigos...

    En cuanto al "jesuísmo" del que hablas, yo no creo que los católicos sean contemplativos. ¡si están siempre buscando a que poderososo rascar para conseguir algo! Mira los kikos o los Legionarios de Cristo.

    un abrazo

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  5. Hernán, qué tal?
    como todas las religiones, dejan a un lado lo bueno para vender (literalmente) vida tras la muerte

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