domingo, 18 de abril de 2010

Bienvenida

Hoy me lanzo a lo que durante tanto tiempo he mantenido aparcado: a escribir, a manifestarme tal y como soy.
He crecido con la idea de que la información es poder y durante mucho tiempo quise dedicarme a ella. Cuando conocí su mundo en la universidad_facultad de Ciencias de la Comunicación de Málaga_ se me quitaron las ganas. Y cuando por fin comencé a trabajarla en el mundo real, me di cuenta de que la información realmente no existe; tan sólo comunicamos lo que nos interesa como nos interesa, pero no informamos, no nos limitamos a aportar datos.
Me he pasado la vida buscando la objetividad, anulándome a mí misma en pro de un beneficio universal, pero he acabado dándome cuenta de que no me ha servido más que para acabar en el siquiatra.
No hay nada aplicable a todo el mundo. Lo que es bueno para mí, puede que no lo sea para ti o para el de más allá.
Y últimamente he llegado a la conclusión de que cada cual sólo debe escucharse a sí mismo. El egoísmo, no sólo bien entendido sino bien practicado, es la solución para muchos que, como yo, no encuentra sentido a tantas cosas de esta vida.
A la humanidad siempre le ha gustado que le digan lo que tiene hacer y normalmente, la religión se ha ocupado de eso. Pero qué pasa cuándo el mensaje de las diferentes iglesias cada vez se humaniza más, cada vez más personas lo entienden a su manera, cada vez la jerarquía pierde más y más su potestad para interpretar...
Pues ocurre que pierde su fuerza, que su mensaje se desvanece entre la multitud de ofertas y al final, acaba habiendo tantas ofertas como personas.
Unos creen en un tipo de dios, otros en nada y otros no sabemos exactamente lo que hay, pero seguro que no nos lo imaginamos como un ente supremo que impone normas morales a un ser vivo en concreto: el hombre. Porque en este caso no sé para qué creó al resto de animales o las plantas, porque si fue sólo para alimentarnos y es todopoderoso, bien podría habernos diseñado para alimentarnos de materia inerte, digo yo.
La cuestión es que a la hora de dormir, cada cual se encuentra a solas con su almohada. Cada ser humano vive unas circunstancias concretas y son los contextos los que nos hacen elegir. Somos y tenemos lo que elegimos. Incluso cuando nos dejamos influenciar, hemos permitido esa intromisión en nuestra voluntad.
Creamos nuestra propia vida desde la libertad de pensamiento y de elección. Nadie decide por nosotros.
Cada cual somos nuestro propio dios.
Esto es un arma de doble filo. Por un lado nos otorga la libertad plena, pero también la total responsabilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario